Pues efectivamente, esto no es la receta para una tarta original de las buenas buenas, yo diría que es más bien una versión para llevar, la versión pastelito (de ahí el titulo). En ese momento decliné cualquier opción de hacerla, porque no había ganas y pensaba que sabría a rayos.
Pero una tarde de estas que dices "ay, quiero merendar algo pero no sé el qué" y vas a la nevera cuarenta veces, miras su contenido, la cierras sin coger nada, y a continuación repites el mismo procedimiento con la despensa. Pues en una de esas tardes justamente y en uno de mis viajes a la cocina, vi en el frutero una manzana, me acordé de esta receta y la gula me hizo decir... ¿Why not?
Así que esta es mi adaptación de la receta, es para una manzana, puesto que en la original se usan cuatro lo cual me pareció demasiado, sobretodo si es la primera vez que la pruebas. La cuestión es no derrochar. De cualquier modo dejo el link aquí de la receta en la que me basé.
Aviso que esta receta es para los fans de las manzanas, y de las torrijas, ahí lo dejo.
Vamos a usar (para tres pastelitos) :
- 1 manzana.
- 3 cucharadas de azúcar (si te gustan las cosas un poco más dulces, pues le echas una más).
- 1 cucharada pequeña de canela.
- 3 cucharadas de harina (si le has echado 4 de azúcar, pues 4 de harina. Que siempre equivalente).
- 1 huevo.
- 1 chorrito de leche.
- Extracto de vainilla, o esencia de vainilla (que creo que es lo mismo pero no me aclaro mucho) o azúcar avainillado.
- Pan de sándwich.
Cuando la sartén esté caliente, echamos los daditos de manzana y le ponemos un poco de agua mineral (podría ser la medida de medio vaso pequeño, pero bueno, eso es más bien un poco a ojo). La dejamos hacerse durante unos siete minutos (a fuego medio tirando a bajo, cuidado que el agua se evapora muy rápido), yo recomiendo no perder de vista y remover de vez en cuando para que no se nos queme nada.
Por otra parte, ponemos en un bol el azúcar, la canela, la harina y lo mezclamos bien.
Cuando veamos que los cuadraditos de manzana han empezado ha soltar un juguito que se ha mezclado con el agua, o cuando directamente nos demos cuenta de que la manzana está empezando a dorarse y ablandarse, le añadimos la mezcla del azúcar con la harina y canela. Ir añadiendo cucharada a cucharada y removiendo cada vez para que se integre toooodo bien. Si en un punto vemos que nos sobra de la mezcla, pero que los daditos de manzana están completamente embadurnados, dejamos de echarle (puntualizó porque a mi me pasó).
Cuando la mezcla esté bien revuelta, apagaremos el fuego.
En un bol, ponemos el huevo, el chorrito de leche y la vainilla (en cualquiera de las formas que hay en la lista). Si es en esencia o extracto, no recomiendo más que una cucharadita de café, si es azúcar avainillado, con una cucharada y media pequeña, es suficiente.
Lo revolvemos todo muy bien para que quede integrado (mira que se usa esa palabra en la cocina eh, es terrible).
Y ahora va la parte desesperante y mañosa, porque si de algo me dí cuenta en el momento que llegó este paso es que si no tienes paciencia y te cabreas con facilidad, mejor olvídate de hacer la receta.
Hay que coger un vaso, una taza, o algo que tenga un radio de circunferencia mediano (aunque yo terminé cogiendo un vaso normal porque acabé hasta el gorrete).
Después cogemos dos rebanadas de pan de sándwich y las metemos en el micro de siete a diez segundos, porque sino se quedan demasiado blanditos y se rompen MUY fácilmente.
Una vez las sacamos del microondas, cogemos una de las rebanadas, le ponemos una cucharada de la mezcla de manzana en el centro, y tenemos cuidado de que no haga mucha montañita (Si no se romperá, doy fe. De cualquier manera en el vídeo este paso se explica muy bien) Tapamos con la otra rebanada, y presionamos bien el sándwich.
Cogemos el vaso (o lo que hayamos decidido usar) y hacemos que cuadre con el centro donde se ha puesto la mezcla de manzana y presionamos bien. En este punto nos pueden pasar dos cosas:
- Que nada se rompa ni deshaga, lo cual indicará que eres un masterchef.
- Que la rebanada superior pete. Porque es lo que pasa, literalmente.
Si eso pasa, que a mi me ocurrió, después de enfadarme y de que me pasara dos veces seguidas, decidí no darle importancia y corté los bordes restantes que sobresalían del vaso. (Repito que en el vídeo esto está mucho más claro)
Sacamos la capsula redonda de pan que nos queda y la rebozamos en la mezcla de huevo, leche y vainilla. Previamente habremos puesto a calentar una sartén (anti-adherente) con mantequilla.
Cuando tengamos los pastelitos rebozados en la mezcla, los freímos en la sartén y vamos dándoles vueltas hasta que se nos doren por las dos partes, si parece que está algo tostadito, no pasa nada, es normal.
En ese paso, los pastelitos que en el proceso del vaso se nos hayan abierto por arriba, gracias a rebozarlos con el huevo y luego freírlos, se creará una capa que disimulará muy bien cualquier defecto.
Y este es el resultado.
En el bollito de la derecha puede apreciarse el efecto colapso. |
Y encima sin horno, ¡ahorramos luz y todo!
Espero que os guste tanto como me gustaron a mi que me zampé los tres sin darme cuenta.
Ricas, ricas, doy fe
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